Hacen falta molinos

Leo un viaje plural, y esto desde varios niveles de sentidos superpuestos (que se revelan y rebelan)
como búsquedas, como posibles repercusiones, como itinerarios que se niegan a sí mismos y acaso se reencuentran. Esos recorridos trenzan y destrenzan registros heteróclitos de lenguaje, que al propio tiempo me remiten a lo visionario (en en un territorio entre místico y confianzudo), donde todo es a la vez posible e imposible, accesible y desconocido, sin punto final y sin mayúscula, atravesando todas las temperaturas. 

Nicolás Bratosevich